Chile se encuentra en un punto crucial de su desarrollo tecnológico, enfrentando la necesidad imperiosa de acelerar sus procesos para mantenerse competitivo a nivel global. La colaboración multisectorial y la importancia de la madurez institucional son factores esenciales para enfrentar los retos que se avecinan en la próxima década.
“El momento es ahora o nunca; debemos acelerar todos los procesos tecnológicos para asegurar un futuro próspero y sostenible para Chile”, afirma Luz María García, Gerente General de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnologías de la Información (ACTI).
La tecnología no solo transforma la economía, sino también la vida de las personas. La inclusión y el acceso equitativo ante estas innovadoras herramientas son aspectos clave para garantizar que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de las oportunidades que ofrece la era digital. Este enfoque integral asegura que el progreso de las ciencias informáticas contribuya al desarrollo social y económico de todo el país.
Uno de los mayores desafíos es la carencia de talentos tecnológicos. Desde 2015, la demanda de profesionales en carreras STEM viene creciendo. En 2022, el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo de Chile (Sence) arrojó que existe un déficit de 6.000 trabajadores en la industria TI.
Esto impacta a industrias como la minería, la agricultura, la manufactura, el retail y la banca. Diferentes organizaciones, entre ellas la ACTI, están trabajando para cerrar la brecha de talento y fomentar una visión que involucre a todos los sectores productivos, porque Chile tiene la oportunidad de desarrollar una economía del conocimiento para beneficiar a todo el territorio de manera descentralizada.
Es esencial reconocer y valorar a las organizaciones que han sostenido el crecimiento tecnológico a lo largo del tiempo, ya sean públicas o privadas. “La madurez y la experiencia acumulada en nuestras instituciones son la base para enfrentar los desafíos tecnológicos del futuro”, agrega García.
ACTI desempeña un papel fundamental en la creación de un ecosistema tecnológico robusto en Chile. Es un líder y facilitador al promover la adopción de nuevas herramientas, actuando como un puente entre diferentes sectores, con el fin de fomentar la colaboración y la innovación. Ambas funciones son cruciales para impulsar la economía del país de manera sostenible.