La feria especializada más grande del planeta ha sido dominado por los dispositivos más vistosos, las grandes pantallas de televisión. Es apenas obvio que este año, nuevamente, Sony, Samsung y LG, los grandes fabricantes de televisores, vuelvan a competir por tener la pantalla más grande y de mayor resolución del planeta.
El tema principal de este CES es muy diferente. El año 2017 marca un punto de inflexión en la tecnología de reconocimiento de voz.
Múltiples startups mostrarán en este CES lo que se puede hacer cuando “hablamos” con los computadores. El habilitador para la adopción generalizada de esta tecnología son los hubs. Decenas de fabricantes lanzarán el suyo propio en los próximos días. Pero ya hay 2 líderes claros en este espacio: Amazon con Alexa y Google. Un tercer jugador, Apple con Siri, no estará presente directamente en el CES.
La interfaz de voz es importante porque permite minimizar las características de los dispositivos. La eliminación de las pantallas significa menor tamaño, mayor duración de la batería y menores costos de fabricación. La infraestructura necesaria para que esta tecnología funcione, también será más económica en el futuro. Es una cuestión de economías de escala. Entre más usuarios hay, menos cuesta, pues está completamente centralizada.
Hay cámaras y detectores por todas partes. Pero más importantes aún son los sensores que llevamos con nosotros a todas partes. El smartphone, los dispositivos vestibles, etc. Durante el año 2017 produciremos más información que la suma de toda la que se ha producido en la historia.
Toda esta información permite “entrenar” aparatos para que tomen decisiones mundanas por nosotros. Son “pequeños ajustes” que generan grandes ganancias. Por ejemplo, una lavadora que reconoce la hora de menor consumo de electricidad en su barrio. Ella sola puede cambiar la hora de hacer su tarea y por ende ahorrarle cientos o miles en el costo de la electricidad anual.
El camino de esta tecnología llevará hacia la vida autónoma de los dispositivos buscando una mayor eficiencia en cada momento. La suma de todas las partes termina generando verdaderas ciudades inteligentes. Más sobre esto un poco más adelante. Por lo pronto el mensaje es que estamos cerca del punto de inflexión, donde la inteligencia de las máquinas se paga sí misma.
La primera frontera es la de los hogares inteligentes. Los expertos del CES estiman que ese es un mercado de 25 mil millones de dólares anuales. Mantener bajo control nuestros hogares y crear oportunidades de ahorro adaptando el uso de la tecnología a las conexiones inmediatas. Es el termostato que sube y baja la temperatura de acuerdo a las necesidades de sus dueños. Son los bombillos que se prenden y apagan automáticamente. Son los dispositivos que mantienen bajo control la seguridad de su casa.
Pero no es la única. También hay cambios de comportamiento humano. Por ejemplo en la actividad física y la salud de las personas. Quienes usan un reloj inteligente están relevando información importante a los investigadores. Imagino que relativamente pronto empezaremos a ver los resultados de correlacionar tanta información.
Los vehículos autónomos de Google ya han recorrido más kilómetros que lo que viaja una persona cualquiera durante toda su vida. Es lógico imaginar que estos carros ya se han encontrado con casi todas las situaciones posibles que puedan enfrentar. Lo interesante es que cuando uno de ellos se encuentra con una situación desconocida, de inmediato todos los demás aprenden al mismo tiempo de ella. ¡La velocidad del aprendizaje es casi de tiempo real y tienen tendencia a ser cada vez más rápido! Piense que no solo aplica a vehículos. También a dispositivos de salud o educación.
