Granja ecológica trabajada por robots abrirá en 2017

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Nuevas tecnologías han surgido para facilitar el proceso de producción y evitar los problemas, aunque algunos de ellos pongan el cuidado de la biósfera en un segundo plano, existen nuevos mecanismos que permiten la agricultura sostenible y amigable con el medio ambiente.

A medida que crece la población, se hace más desafiante la producción de alimentos a gran escala. Como ya se sabe, parte del problema de hambruna y pobreza responde a la escasez de productos enfocados en satisfacer las necesidades básicas de los seres humanos.

Para enfrentar esta situación, Japón ha estado desarrollando desde principios de año un proyecto en una granja de lechugas, que sería totalmente automatizada y estaría lista en el 2017. Este espacio diseñado por la compañía japonesa Spread podría producir hasta 30.000 cabezas de lechuga diariamente, utilizando robots al 100%.

Se trata de un sistema de producción que consiste en la actualización de la planta Kameoka, que utiliza LEDs como su principal fuente de luz, similar a otras granjas bajo techo que están proliferando en Japón.

Los LEDs, acompañados de un sistema de riego automatizado y un flujo de nutrientes controlado, tiene la capacidad de evitar plagas y pestes, produciendo actualmente unas 21.000 cabezas de lechuga al día.

La actualización de esta granja permitirá un incremento del 33% en la producción; reducirá los costos de producción a la mitad, permitirá el ahorro de agua hasta en un 98% y reducirá considerablemente el consumo de electricidad.

El cultivo de lechugas automatizado podría considerarse un gran paso en las tecnologías para la conservación y el cuidado del medio ambiente. Las plantas tienen un proceso de respiración que reduce los gases de efecto invernadero, lo que indica que una planta común absorbe el dióxido de carbono, producido por los vehículos motorizados, la producción industrial y la respiración de los animales, y produce el oxigeno que respiramos.

Para algunos casos, la que no necesite pesticidas ni plaguicidas resulta un paso muy grande para la agricultura moderna. Los pesticidas usualmente afectan poblaciones mayores a la esperada, acabando con la vida de miles de animales y plantas, contaminando fuentes de agua y, lo que es peor para los agricultores, causan que las plagas desarrollen inmunidad y sean más difíciles de erradicar.

Con este nuevo proyecto nace la esperanza; pues no sólo se está resolviendo el problema económico de la escasez de los recursos necesarios para la subsistencia de la humanidad, sino que se contribuye al cuidado de la biósfera. Podríamos decir que estamos viviendo una nueva revolución agrícola, que producirá mecanismos más eficientes y que generen sociedades eco-sostenibles.