El sistema operativo de Google sigue siendo el objetivo fundamental de los cibercriminales, con un 98.05% de ataques a los dispositivos. Los expertos señalan que esto se debe a que Android continúa siendo el líder en el mercado, existen muchas tiendas de aplicaciones independientes y su arquitectura es abierta, lo que supone que tanto los desarrolladores como los ciberdelincuentes pueden crear programas fácilmente.
Una de las amenazas más importantes que sufrieron los smartphones durante el año pasado fueron la del troyano Obad, un virus que se propaga de diferentes maneras. Las tareas más comunes realizadas por las botnets convencionales son el envío masivo de spam, el lanzamiento de ataques DDoS o el rastreo masivo de la información personal de los usuarios.
Los troyanos bancarios móviles también han sido uno de los métodos más usados por los ciberdelincuentes. Estos ataques incluyen el phishing móvil, el robo de información sobre tarjetas de crédito y la transferencia de dinero.