“Inverfobia: el nuevo fantasma financiero que paraliza a los argentinos”

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upset man sitting on bed, covering mouth with hand and using smartphone at home

En un país donde el dólar tiene mucha presencia, hablar de inversiones suena tan riesgoso como cambiar de peluquero. El fenómeno tiene nombre: inverfobia. Este término define el miedo irracional (aunque comprensible), que impide a miles de argentinos a animarse a poner sus ahorros a trabajar. Según un informe de Trendsity, un 37% de los argentinos prefiere no perder dinero antes que ganarlo, y un 20% directamente elige no invertir y guardar el dinero “bajo el colchón”, o en una caja de seguridad que cuesta más que lo que rinde. Pero el miedo a invertir no es exclusivo de la Argentina: según cifras recientes, 6 de cada 10 mexicanos no invierten, y un 30% de los estadounidenses admite sentirse intimidado por el mundo de las inversiones.

Ahora bien, ¿por qué este miedo se mantiene incluso en contextos favorables? La reciente habilitación para declarar dólares no bancarizados debería haber incentivado una ola de formalización financiera. Pero eso no está ocurriendo. El motivo: la confianza sigue rota y la información dispersa.

“Los argentinos no tienen miedo a invertir, muchas veces somos lanzados. El tema es que a veces tienen miedo a hacerlo solos y sin expertos que acompañen”, señala Federico Palmisano, CFO de YONT, una de las pocas plataformas locales que ofrece atención personalizada y humana las 24 horas, todos los días, incluso para quienes empiezan con montos bajos. “Estamos viendo que cuando alguien tiene a quién consultar sin que lo juzgue y exprese sus objetivos, se anima. Lo que falta no es conocimiento, es empatía financiera”, agrega.

En este panorama, algunos consejos pueden marcar la diferencia:

1. De menos a más: Como cuando aprendés a nadar, no te tirás desde lo más profundo. Empezar a invertir con montos bajos y ver cómo responden, es un buen ejercicio para tomar confianza.

2. Informarse sin perderse: Cursos, blogs, videos… hay muchas fuentes, pero no todas confiables. Lo mejor siempre es consultar a un asesor o asesora registrada en la CNV. Hoy existen apps que te ofrecen el servicio de hablar con una persona real para guiarte.

3. Plantear objetivos: Invertir sin rumbo es como correr sin saber hacia dónde. ¿Para qué querés invertir? ¿Cuánto tiempo te das? Sin una meta, no sabemos si estamos más cerca o lejos de cumplir nuestros objetivos.

4. No entrar en pánico: El mercado sube y baja. Si solo mirás el hoy, te perdés el mañana. Tener una estrategia a largo plazo es clave.

5. Desconectar para decidir mejor: El exceso de información también paraliza. A veces, apagar las noticias y pensar en frío ayuda a decidir mejor. En tiempos de sobreoferta tecnológica lo más revolucionario es el factor humano. Y en el mundo de las inversiones, tener una guía confiable puede ser la diferencia entre animarse o seguir esperando “el momento ideal” (que, spoiler: nunca llega).